‘Seprona en acción’ tiene la intención de dar a conocer la labor de la patrulla medioambiental y desvelar los límites, que en ocasiones, la sociedad desconoce

La palabra Seprona transporta la mente hacia una investigación de jabalíes muertos o al teléfono para llamar cuando se busca ayuda para un pájaro que, fracasado en su intento de vuelo, se cuela en el salón. «La idea que tiene la gente es la de los guardias subidos en una moto controlando la caza y poco más, pero eso sólo es la punta del iceberg» declara Ramón Campoamor, director del programa Seprona en acción.

Hay que mostrar la cara de los límites medioambientales y la cruz que supone el agravio a este patrimonio. «Se van a ver las consecuencias. Hay cosas que hasta hoy se han permitido, pero mañana no se van a poder hacer», explica Campoamor.

La efervescencia de corrientes de protección al ecosistema ha ayudado en la labor de esta patrulla pionera en Europa. Ana Prieto, sargento del Seprona y portavoz, asegura que el número de denuncias por parte de la población ha aumentado en los últimos años. «Se ha constatado una evolución en la percepción de la defensa del medio ambiente y las condiciones necesarias para su bienestar. Además, todo esto ha venido acompañado de un amplio desarrollo normativo». Aun así, todavía existen muchas barreras legales que se traspasan debido al desconocimiento o la minimización del daño que se puede llegar a causar.

Seprona

«Hay cosas que hasta hoy se han permitido, pero mañana no se van a poder hacer».

RAMÓN CAMPOAMOR

Prácticas como el vertido de residuos, la pesca en zonas no autorizadas o la cría masiva de animales sin el permiso necesario son ejemplos de delitos a los que este cuerpo se enfrenta cada día. «La gente se va a dar cuenta de que simplemente cazando o pescando furtivamente un pulpo, la repercusión es mayor de la que pensaba«, afirma Prieto.

En muchos entornos existe el concepto de que la tierra es propia y se puede explotar a placer, en ese momento el Seprona se convierte en intermediario. «Me ha sorprendido muchísimo cómo se manejan con la gente, especialmente en los pueblos, la labor de mediadores», alega Campoamor, «muchos delitos no son intencionados o se cometen para buscarse la vida, y ellos intentan hablar primero con el implicado, en lugar de multarle directamente».

Estas vulneraciones en el ámbito rural han sido prácticas normalizadas a lo largo del tiempo, que comienzan ahora a encontrarse con la ley como obstáculo. El cuerpo de la Guardia Civil trabaja en todos los puntos de España y su brigada medioambiental llega incluso a los rincones perdidos donde el infractor parece sentirse seguro. «El contacto estrecho en núcleos de población muy pequeña es una labor de educación importante a nivel medioambiental. La rápida actuación de los compañeros y cómo conocen a su territorio facilitan muchísimo las cosas», aclara la sargento, que considera que la buena mano de algunos compañeros convierte situaciones incómodas en momentos cómicos o de agradecimiento.

La situación en otros entornos es distinta, allí priman el maltrato animal y la lucha en contra de este. Campoamor expone que «el animalismo es muy urbano» y, por lo tanto, la actuación del Seprona es casi siempre muy bien vista porque afecta al día a día.

La portavoz del Seprona añade que se trata de un fenómeno transversal. Los delitos de esta tipología se encuentran interrelacionados, una ilegalidad como el marisqueo furtivo en cualquier costa, puede llegar, sin pasar los estándares de calidad, a mercados o restaurantes.

«No es sólo caza o maltrato animal, también se controlan delitos contra el patrimonio histórico».

ANA PRIETO

Investigaciones como la del laboratorio Vivotecnia, acusado de experimentar con animales sin cumplir los estándares para evitar el sufrimiento a las especies con las que testaban productos, han movilizado toda la conciencia social. Prieto alega que no es común lo sucedido en la cooperativa, pero que se enfrentan a situaciones similares de forma constante. «Algunos casos que se verán en el programa pueden llegar a ser verdaderas operaciones de carácter nacional y con gran relevancia», cuenta.

El abanico delictivo al que se enfrentan es de gran amplitud, la idea de la producción es dar a conocer a la población esta tarea. «El Seprona no es sólo caza o maltrato animal; también controlan seguridad alimentaria, delitos contra el patrimonio arqueológico e histórico. Hemos detectado casos de gente que estaba haciendo venta de material arqueológico ilegal por internet», dice Campoamor.

Por su parte, Prieto espera un nivel mayor de implicación social tras la emisión de la serie: «La labor en educación el programa es importante, nos va a dar consejos y tips a los ciudadanos que van a quedar».

elmundo.es

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